
Hoy se cumplen 7 días y 7 años de aquella primera vez que entré en la iglesia católica de Santa Maria de la Anunciación, nombre traducido al castellano, en la localidad de Loughborough, situada al este de la región inglesa conocida como Midlands, y también dentro del condado de Leicestershire, al norte del mismo, colindando con el de Nottinghamshire. De allí venía este domingo por la mañana, y allí estuve residiendo (en Loughborough) durante poco más de diez meses, tras mi estupenda estancia en Yorkshire, donde viví (y trabajé) buena parte de mis primeros 4 años en tierras británicas, entre marzo de 2013 y principios de abril de 2016.
Alguien me recomendó vivir en aquella ciudad universitaria de las East Midlands, y obviamente no fue tan maravillosa como mi experiencia en Yorkshire, pero cada vez que vuelvo por la zona me trae buenos recuerdos. Especialmente este domingo por la mañana.
Emociones encontradas tanto en misa como luego al dar una pequeña vuelta por el centro de la ciudad (town, ya que no dispone de catedral anglicana -si la tuviera sería denominada como city, así se nombran aquí las localidades, en el Reino Unido, independientemente de la población que tenga, incluso de la catedral católica que tenga, ya que también residí en Shrewsbury, situada al oeste de las Midlands, y ésta sí que tenía catedral católica, pero no anglicana, por lo que seguía siendo Town-).
Por aquel entonces, cuando comenzábamos el año 2017, fue la primera iglesia católica en la que vi un árbol de Navidad dentro del templo, y mira por donde, también estaba esta mañana, cuando la visité. Como ya hemos dicho alguna vez en este blog, nada ocurre por casualidad…
Tras la misa, me marché a dar una vuelta, como mencionaba anteriormente, y me pasó algo que solo me ha ocurrido una vez hasta ahora, y con mucha razón porque viví cosas muy bonitas allá, en York. Un sentimiento de nostalgia me recorrió el cuerpo, y la piel se me puso de punta y los pelos de gallina. O viceversa.
Se ve que cuando se rememoran bonitos recuerdos, estas cosas pasan. Creo que es la primera vez que paseo por las calles de esta ciudad desde aquel momento en que me marché de allá, con lo que no es raro que experimentara tal sentimiento. Especialmente porque no estaba nada planificado el ir allí. Surgió sobre la marcha, antes de desayunar esta misma mañana, y al final ha quedado un domingo, y un finde en general, de lo más bonito y aprovechado.
Así que por qué no, me he ido a comer al primer sitio donde almorcé en aquella ciudad, Peters Pizzeria, lugar que más tarde me enteraría que había sido un sitio clave para la victoria del Leicester City FC en la Premier League de 2015-16, cuando su entrenador por aquel entonces, Claudio Ranieri, les dijo a sus futbolistas que cada vez que ganaran un partido en aquella temporada, serían recompensados con pizza del mismo garito (pero el de la ciudad de Leicester, donde también hay otro de la misma compañía). Acabaron ganando más partidos que el resto de los 19 equipos de la Liga, y por consiguiente, el título de campeones de la misma.
Así que me he ganado un buen premio, tras un gran finde. Pero aún quedaba un acontecimiento más, conectado con la pizzería. Y es que después de comer, me fui al estadio que nunca visité mientras residía en aquella town. Tan solo paseé por el canal que surca la ciudad muy cerca de allá, eso sí. Muestra de ello es que no siempre he sido un forofo del fútbol. Aunque mucha gente quiera afirmarlo. Me gusta, sí, y posiblemente más desde el COVID, cuando no podíamos hacer gran cosa. Pero pasado el mismo, he dejado de lado tal forofismo, y posiblemente más aún que antes de la mencionada Pandemia. Anteriormente veía al menos los resúmenes de mi equipo, y de más equipos. Desde un año para acá, o algo más, a decir verdad, desde que el fútbol celebró un Mundial en la zona donde un día se acabará el petróleo, dejé un poco de lado mi afición al deporte rey. Y así se puede quedar…
Podré seguir viendo canales de fútbol en YouTube. Podré seguir viendo algun partido aislado como el del finde pasado, en el estadio, o este finde, en el pub. Podré incluso seguir visitando estadios emblemáticos como el King Power del Leicester City FC. E incluso hacerme selfies y comprarme alguna camiseta eventual. Pero lo que está claro es que el fútbol ya no es lo que era. Los petrodólares se lo han apropiado. Y a mí eso no me convence. Podré ligar mi afición a momentos emotivos, como el de este finde. Pero lo de comprar paquetes de fútbol en TV, abonarme a equipos “prime” o ir tan asiduamente al pub o al estadio a ver este deporte, puedo asegurar que no me verán. Y muy feliz que seguiré estando.
La sonrisa de la siguiente foto va mucho más allá del fútbol. Y está ligada al recuerdo de que llevo muchos momentos en mi vida muy emotivos para contar. Siéntense y disfrútenlos.


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