<<Estamos a 15 de diciembre de 2002. Un mal Barça pierde en su campo, 0-3, contra el Sevilla. Tres goles que pusieron al equipo blaugrana a 24 puntos del Real Madrid en la clasificación, máxima ventaja del Madrid sobre el Barça, y a casi 30 puntos del líder, la Real Sociedad. Esto enfadó tanto a los aficionados que agitaron pañuelos blancos, precisamente del color más odiado por los barcelonistas, durante cerca de 15 minutos.>>
Así comenzaba el primer capítulo de mi saga Stars Galaxy. Era mi primera crónica, echando la mirada atrás, pues como bien sabéis los que leísteis mi anterior entrada (aquí tenéis el enlace para los que aún no lo hayáis hecho: https://diariodeunvetescritor.blog/2024/06/24/desde-stars-galaxy-a-mi-blog-21-anos-escribiendo/), esta trilogía comenzaba a escribirse un 24 de junio de 2003.
Y es así como me sentí anoche viendo a mi Españita, echando la mirada atrás, recordando los buenos momentos de la Selección, esos que me hicieron aficionarme al equipo nacional tanto como a mis clubes Córdoba y Madrid. Momentos y espectáculo que, tras un escepticismo y desgana que tenía cuando comenzó la Eurocopa hace un par de semanas, se ha ido tornando en un mayor seguimiento, no solo al torneo en sí, sino a la selección que representa al país en el que nací.
Lo comentaba esta mañana con algunos meetupers (gentilicio que nuestro líder Dean acuñó a aquellos que se reúnen en un evento gracias a la app móvil Meetup), mientras terminábamos el paseo/caminata que nos llevó hasta Warwick y de vuelta a Leamington. El mayor escollo que tiene España es hoy, contra Georgia. Sí, puede ser el más fácil, el underdog del torneo que se ha colado en los octavos de final, pero es así. Este partido tiene truco. Esta selección le ganó 2-0 a Portugal en su último partido de fase de grupos, y no tiene nada que perder. Si España gana esta noche, luego Alemania, Francia, Portugal, Inglaterra, Austria, Suiza o quien quiera que se le enfrente a continuación, no tiene nada que hacer contra nuestra selección. Pues en ese caso no iremos de favoritas, solo por cómo estamos jugando, y por esa misma razón, acabaremos sometiéndolos y eliminándolos del torneo hasta conquistar nuestra cuarta Eurocopa.
Ya lo veremos en un par de semanas, pero lo creo de verdad. Esta selección me está ilusionando de tal manera, que no es que antes no creyera en ella, es que simplemente me daba igual subirme en el barco como quedarme en tierra, lo cual, pienso, es incluso mayor el cambio al que me han llevado.
Y entonces comenzó el partido. No me esperaba uno nada fácil. Lo reconozco. Antes lo había asegurado y así lo seguía creyendo, pese a que el juego de esta selección era para que hubiera creído desde el primer partido en el que los vi. Y es que en ese partido, contra Italia, pasaba tanto del tema que ni me enteré que estaban haciendo un gran partido, que hasta me dormía y solo quería irme a casa, incluso antes de que se colaran un gol en propia los italianos (y después, también 😂). Y mira por dónde, aquí también hubo un gol en propia, pero esta vez de la propia selección española y cuando mejor estaba jugando, tras haber tenido a Georgia encerrada en su área durante 13 de los primeros 16 minutos. Pero el fútbol es así, amig@. Y si no cuelas, te cuelan. Y da igual que hayas jugado como los ángeles (los del Cielo, los del basket, ambos dos, están pa’ verlos).
Y entonces mi Españita se puso nerviosa. Y estuvieron a punto de colarles alguno más. Uno, creyéndose Beckham, que diría Dean, que me acompañaba a mi izquierda, preguntándose por qué su Inglaterra no jugaba al fútbol como España. Pues porque no quieren, porque jugadores para bailarle hasta a España (bueno, quizás no tanto🙏🏼😅) tienen.
Pero se les pasó pronto. Y enseguida estaba Rodri marcándose un golito que tantas veces han disfrutado otros ingleses que no son Dean. Éste no, pues Dean es un aficionado de equipo nacional, él no es de ningún club, y por eso me pregunta quién es Bowen, y Palmer, y Gallagher (y la madre que los parió). Él conoce a Beckham, Shearer, y alguno más que jugaba en la Euro ‘96 de Inglaterra, cuando el goleador del Newcastle marcaba a Suiza un golazo en la fase de grupos de aquel torneo. Suiza, precisamente…😏
Y tras el empate vino el 2-1 de Fabián, ese centrocampista que jugaba en el Valencia y que luego se marchó al PSG (a ganar Champions).
Y los ingleses celebraban con gritos de Vamos al mismo tiempo que se seguían preguntando por qué su Inglaterra no jugaba así. La respuesta ya la sabéis. Y ellos, los ingleses, también.
Y jugaban, y jugaban, y tras el descanso goleaban. Tercero de un gran Nico Williams (qué galopada!!! Y qué golarroooo!!!). Y cuarto de un recién salido Dani Olmo.
Y así es como la selección española venció a una Georgia que apenas se presentó. Un par de llamadas a la puerta. Un gol que se encontró sin golpear al balón. Y una goleada que, tras la exhibición de fútbol de España, corta se quedó, me atrevo a decir.
Y ahora toca Alemania. Un cinco de julio. Dos días antes de que se cumplan 14 años de aquel cabezazo de Tiburón Puyol (grande Andrés Montes, siempre en nuestra memoria), cuando se colgara de la percha de Dios (esto tampoco es mío, sino de Manolo Lama, en el 1-0 de CR7 que sentenció al Barça en la Copa de 2011) para enviar a los germanos a su casa. Y este año la casa la tendrán más cerca…


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