¿Se te da bien conocer a la gente?

Are you good at meeting people?

¡¡Muy buenos días a tod@s!! Este es un post que podría haber escrito hace unos días, con motivo del día de la Esperanza, día de todas las mujeres que se llaman Esperanza, y también de la advocación de la Virgen que le da nombre a la banda más grande que hay en Córdoba, mi ciudad de nacimiento. Escribo más grande en cursiva porque es opinión, ya que hace mucho que no sigo la actualidad musical de Córdoba tan asiduamente como lo hice desde hace más de veinte años y hasta al menos los quince posteriores. Pero por lo bien que lo hizo esta banda, Maria Santísima de la Esperanza, durante tantos años, me atrevo a opinar que sigue siendo igual de importante, o incluso más.

Y por qué utilizo este tema de WordPress del día para mencionar esta banda. Pues porque hace poco más de 20 años que pertenezco a la misma, y desde ese momento conocí a mucha gente y, bien es decirlo, se me dio muy bien conocer gente nueva que luego ha sido muy importante en mi vida, y con la que, a pesar de la distancia, y de que ya no hablamos tan frecuentemente como antaño, seguimos siendo muy buenos amigos.

Puede ser también que ya no pertenezca, en lo que musical se refiere, a la misma, pero he de afirmar que siguen estando en mí esas ganas de tocar que, solamente por el paso del tiempo que llevo sin hacerlo, me hace que cumpla otro año más sin soplar el trombón, 365 tras 365 días.

Aún recuerdo perfectamente aquella Semana Santa de 2003, cuando acompañé a la banda en sus dos procesiones, pues allí comenzaba a tocar mi hermano. El año que viene, en lugar de llevar y repartirnos el agua, tocas un instrumento, me dijeron.

Y eso fue lo que acabé haciendo. Trompeta, primero. Trombón de pistones, después, el cual llegué a tocar en mi primera Semana Santa, la de 2004, en los mismos escenarios (calles, en verdad) que tan solo un año antes repartía agua. Para terminar aprendiendo, tocando y disfrutando del trombón de varas que aún conservo en casa, a pesar de que haga mas de cinco años desde la última vez que sonó.

Aún no he colgado el traje, ni tampoco el trombón, porque sé que alguna vez, más cercana de lo que todos pensamos, volveré. Pero para ello, antes tendré que practicar como si de la primera clase se tratara, para que desde mi bello instrumento vuelvan a sonar esas marchas que tanto escuché durante más de 15 años por las calles de Córdoba… y más allá ⚓️💚.

¡¡¡Feliz Domingo!!! 🔝🦁🪇

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Good morning to all of you!!! This is a post that I could have written a few days ago, on the occasion of the day of Esperanza, the day of all women called Esperanza, at least in Spain, and also of the invocation of the Virgin that gives its name to the biggest band in Córdoba, my city of birth. I write bigger in italics because it is my opinion, as it has been a long time since I followed the musical news in Cordoba as assiduously as I did from more than twenty years ago and for at least the fifteen years since then. But because of how well this band, Maria Santísima de la Esperanza, did for so many years, I dare to say that it is still just as important, if not more so.

And why I use today’s WordPress prompt to mention this band. Well, because I’ve been a member for a little over 20 years, and along all of these years, I’ve met a lot of people and, needless to say, I’ve been very good at meeting new people who have been very important in my life, and with whom, despite the distance, and the fact that we don’t talk as often as we used to, we’re still very good friends.

It may also be that I no longer belong, musically speaking, to it, but I have to say that I still have that desire to play which, just because of the time I have spent without doing so, means that I will have another year without blowing the trombone, 365 after 365 days.

I still remember perfectly that Holy Week 2003, when I accompanied the band in its two processions, because that was when my brother began to play. Next year, instead of carrying and distributing the (drinking) water, you’ll play an instrument, they told me.

And that’s what I ended up doing. Trumpet, first. Piston trombone, then, which I got to play in my first Holy Week, in 2004, on the same stages (streets, in fact) that only a year before I was handing out water. I ended up learning, playing and enjoying the trombone, which I still have at home, even though it has been more than five years since the last time it was played.

I have not yet hung up my suit, nor my trombone, because I know that at some point, closer than we all think, I will return. But first, I will have to practice as if it were my first lesson, so that from my beautiful instrument those marches that I heard for more than 15 years in the streets of Cordoba will sound again… and beyond ⚓️💚.

Happy Sunday!!! 🔝🦁🪇