Doce años ya desde que llegara a Inglaterra por primera vez en mi vida. Doce. Y aún lo recuerdo como el primer día.
Era un 10 de junio de 2012. Una mañana soleada amanecía en Encinarejo de Córdoba y una sonrisa diferente a cualquier otra brillaba en mi cara. Mi primer trabajo estaba a punto de comenzar y solo estaba a un puñado de horas (y miles de kilómetros, aunque tampoco tantos) de distancia.
La maleta que me había llevado a Finlandia 9 meses antes me esperaba llena de ilusión en mi habitación. Y el mejor desayuno en 24 años y pico se preparaba justo debajo de la misma (allí estaba la cocina en la que había sido mi casa los 9 años anteriores).
A las 2.30 pm salía el avión desde Málaga así que no nos podíamos demorar demasiado. La ropa que vestiría estaba más que decidida desde que aquel 30 de mayo de 2012 pasara satisfactoriamente la entrevista con dos de los que serían mis jefes a partir de ahora. Y además, por la tarde jugaba la selección. Así que muy bien, lo habéis adivinado. La camisa de la selección española de fútbol aguardaba radiante para viajar al Reino Unido, lugar donde se haría famosa muy pronto…

Terminamos de desayunar y subimos al coche para iniciar una jornada de viaje que culminaría unas horas después en Leeds, Reino Unido.
Y allí estaba yo, delante de una puerta de embarque que me llevaría por vez primera a tierras anglosajonas. Nunca antes había viajado allí. Y me estrenaba a lo grande. Con trabajo. Con una oportunidad que nunca antes se me había brindado en mi lugar de origen.
Subí al avión con una alegría muy diferente a la que muchas otras veces tendría. Normal, pues no era lo mismo viajar para hacer realidad un sueño que volver de vacaciones. Pero, qué curioso, hoy es la primera vez que coincide que cojo un vuelo un 10 de junio desde España a Inglaterra. No era Málaga mi salida ni Leeds mi destino. Pero sí había una cosa similar: la alegría. Ya lo iré contando en sucesivas semanas, pero lo que he vivido estos días en Valencia ha sido para recordar siempre. El Curso de Marca Personal en el que me embarqué un día después de cumplir 36 años de vida, para comenzar un mes después la teoría y terminar justo ahora la práctica es algo que me ha cambiado y, al mismo tiempo, me ha impulsado ese sueño que siempre tuve, y que nunca desapareció. Hoy, gracias a ese curso, y también gracias al que comenzaba hace mañana 12 años, puedo decir que se me ha desbloqueado el sueño 🔝
Pero volvamos a 2012, y al avión que me llevaba a Leeds. Como decía, había un sol radiante en Encinarejo de Córdoba en su amanecer. Luego persistía en Málaga en su medio día, pero conforme nos acercábamos a las islas británicas, el tiempo se nublaba tal cual le pasaba a Dani Rovira llegando a Euskadi en la mítica película Ocho Apellidos Vascos.
Y llovía. Vaya si llovía a las 5,30 pm en Leeds, sobre ese taxi que me llevaba del aeropuerto al hotel donde nos hospedaríamos 10 más y yo durante una semana de curso introductorio a la Inspección de la Carne. Pero bueno, qué más daba que lloviera! Mi primer trabajo estaba a la vuelta de la esquina. Y total, en Inglaterra siempre llueve, no?
Bueno, no siempre…

Porque la Vida puede ser Maravillosa! 😎

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