What skills or knowledge have you acquired recently?

¿Qué habilidades o conocimientos has adquirido recientemente?

Good morning, everyone!!!

How are you doing? Have been you all well? I did miss this lovely routine which is writing, but I had not much time for dedicating to it. On the other hand, I have been frequent the gym more often than last few weeks. Cooking more often than last few weeks. And also watching series (and movies, mainly movies, to be honest) like I was doing during last few weeks, but not that often during last few months, even years… So as days have only 24 hours, I have been writing less 🤓.

Also, I did listen to podcasts in a way I had not been doing normally. Through only audio platforms more than video ones. Our friends from Carne Cruda released a video a couple of weeks ago (yes, sorry, for no Spanish speakers, it is only in my mother tongue language 🙏🏽), where they informed about the bad usage (Dreadful usage!!!) that Spotify gives to the money earned after our listenings (sometimes with video), and after that, I have definitely switched to iVoox. Also, YouTube is less watched after my new phone connects more easily to only podcasts/music platforms when I am driving. So since then, the playlist from the red site is filled with less frequency.

Then, all of these skills are the ones I have acquired recently. Furthermore, I did not stop to read Panenka, whose release from the month of November started with the following editorial:

It has been 50 years since the dictator died. In bed, old, sick, helpless for the first time. Does death make us all equal? It sounds good to say so, it is comforting, one is tempted to think so. But even so, because the dictator died killing, with the blood of his regime’s last executions still wet. The dictator died in bed, even though some fantasised about killing him. Anarchist groups that were reorganising underground devised strategies to blow him up during one of his appearances at the Santiago Bernabéu stadium. Who knows how close they came to succeeding. But the dictator died in bed, and for him and his henchmen, the ball would never be synonymous with pain or defeat, but rather with life, or rather, propaganda, which, along with violence, is the main fuel that feeds tyrannies.

How far away is that football in which players who demanded respect for their integrity were silenced. In which clubs were penalised if their fans engaged in politics in the stands. In which dissident footballers were left out in the cold. In which it was impossible to come out of the closet. In which the highest authorities took advantage of successes to which they had not contributed in order to reinforce the fantasy of their closeness to the people.

So far away, yet so close. Because, half a century after a dictator died in his bed, this sport is an institution that continues to reproduce authoritarian traits from when the tyrant placed bets from El Pardo, awarded cups to his health and signed death sentences. Tics from another era that today should seem anachronistic to us and yet, paradoxically, are becoming increasingly fashionable. With the dictator dead, the anger did not end.

The anger that overwhelms us every time we see how this sport we love so much is still unable to stand tall. Dictatorships imposed with an iron fist and military uniforms are terrifying. But we should also be terrified of those we impose on ourselves in a democracy.

Nothing could be further from the truth. So may God find us confessed, like we used to say…

And like Ismael Serrano uses to say, Dad, tell me again:

HAVE YOU ALL A GREAT MUSIC WEDNESDAY!!!

🔝🙏🏽🦁🎶🪇

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¡¡¡Muy buenos días a tod@s!!!

¿Cómo estáis? ¿Habéis estado bien? Extrañaba esta maravillosa rutina de escribir, pero no he tenido mucho tiempo para dedicarme a ello. Por otro lado, he estado yendo al gimnasio más a menudo que en las últimas semanas. Cocinando más a menudo que en las últimas semanas. Y también viendo series (y películas, principalmente películas, para ser sincero) como lo he estado haciendo durante las últimas semanas, pero no tan a menudo durante los últimos meses, incluso años… Así que, como los días solo tienen 24 horas, he estado escribiendo menos 🤓.

Además, he estado escuchando podcasts de una forma que no solía hacer normalmente. A través de plataformas solo de audio, más que de vídeo. Nuestros amigos de Carne Cruda publicaron un vídeo hace un par de semanas, en el que informaban del mal uso (¡¡¡horrendo uso!!!) que Spotify hace del dinero que gana con nuestras escuchas (a veces con vídeo), y después de eso, definitivamente me he pasado a iVoox. Además, cada vez veo menos YouTube desde que mi nuevo teléfono se conecta más fácilmente solo a plataformas de podcasts/música cuando conduzco. Así que, desde entonces, la lista de reproducción de la plataforma roja se llena con menos frecuencia.

Todas estas habilidades son las que he adquirido recientemente. Además, no he dejado de leer Panenka, cuya publicación del mes de noviembre comenzaba con la siguiente editorial:

Hace 50 años que el dictador murió. En la cama, anciano, enfermo, por primera vez indefenso. ¿La muerte nos iguala? Queda bien decirlo, reconforta, uno está tentado a pensarlo. Aunque ni por esas, porque el dictador murió matando, con la sangre de las últimas ejecuciones de su régimen todavía sin secar. El dictador murió en la cama, pese a que algunos fantasearon con matarlo. Grupos anarquistas que se reorganizaban en la clandestinidad idearon estrategias para hacerlo volar por los aires durante una de sus apariciones en el Santiago Bernabéu. Quién sabe lo cerca que estuvieron de lograrlo. Pero el dictador murió en la cama, y el balón, para él y sus secuaces, nunca jamás iba a ser sinónimo de dolor ni de derrota, sino de vida o, mejor dicho, de propaganda, que es el alimento principal, junto a la violencia, que nutre a las tiranías.

Qué lejos queda ya aquel fútbol en el que se silenciaba a los jugadores que reclamaban respeto por su integridad. En el que los clubes eran sancionados si sus aficionados hacían política en sus graderíos. En el que al futbolista disidente se le dejaba a la intemperie. En el que no se podía salir del armario. En el que las máximas autoridades aprovechaban éxitos a los que no habían contribuido para reforzar la fantasía de su cercanía al pueblo.

Tan lejos, tan cerca. Porque, medio siglo después de que un dictador muriera en la cama, este deporte es una institución que sigue reproduciendo dejes autoritarios de cuando el tirano echaba quinielas desde El Pardo, entregaba Copas a su salud y firmaba sentencias de muerte. Tics de otro tiempo que hoy nos tendrían que parecer anacrónicos y que, sin embargo, menuda paradoja, están cada día más de moda. Muerto el dictador, no se acabó la rabia.

La rabia que nos invade cada vez que comprobamos cómo este deporte que tanto amamos es aún incapaz de erguirse del todo. Las dictaduras impuestas con mano de hierro y uniforme militar son terroríficas. Pero deberían causarnos también pavor las que, en democracia, nos imponemos a nosotros mismos.

Nada más lejos de la realidad. Que Dios nos pille confesados, como se suele decir…

Y como suele decir Ismael Serrano, Papá, cuéntame otra vez:

¡¡¡TENGAN TOD@S UN EXCELENTE MIÉRCOLES DE MÚSICA!!!

🔝🙏🏽🦁🎶🪇